Fabula humana

Mi padre era alguien distinto a todos los padres que yo conocía. Él nos quería como si fuera una madre. No es que el fuera homosexual ni nada por el estilo, pero con la temprana muerte de mi vieja, él paso a cumplir un doble rol en la familia. Particularmente porque todos estámos casi en el mismo rango de edad y yo tenía 6 años cuando mi mamá exalo su alma.
Somos 3 hijos, de los cuales yo soy el menor; el único que aun vive en la casa. Mi padre es ahora un viejo de 50 que, en su epoca de gloria, parecía un joven de 18. Mas desde que mamá no abrio más los ojos, el se dejo ir. Y el tiempo le cargo la espalda y la piel mostraba el desgaste sin ninguna verguenza. Era como sí la juventud que conservo durante años, estuviera ahora enterrada bajo 2 metros de tierra en compañia de mi progenitora.
Creo - y en esto estamos todos los hermanos de acuerdo- que la caracteristica más notoria de mi padre eran sus consejos sobre como ahorrar. Lo más sorprendente es que nunca fue tacaño con nadie. Solo le gustaba ahorrar. Nunca nos negó nada y siempre nos decia que nosotros debíamos aprender a guardar. Ya que gracias a esto fue que nosotros teníamos lo que teniamos y estabamos donde estabamos. Recuerdo muy bien como solía, incluso, guardar las monedas de 1 peso en un chanchito de greda. Repetía una y otra vez: "Guarda para tener mañana; nunca sabes lo que pueda suceder".
Claro, a los 15 años, la filosofía de vida es muy distinta a la que un padre como el mío puede tener. Yo era de la idea de que no sirve de nada acumular y acumular riquezas si nunca las vas a gastar. ¿Para que quieres tener un millon de pesos guardados si eso significa que te vas a tener que privar de miles de alegrias?. Repudiaba a los que guardaban y acumulaban y acumulaban solo por el gusto de tener mucho dinero en un banco.
Mi padre un día me vio con 50 pesos en la mano que me disponía a gastar en una golosina. Me detuvo y me dijo: -Mejor guardalos -
- ¿Para qué?- le respodí
- Porque si los guardas ahora, mañana cuando tengas otros 50 pesos, tendras 100 y si los guardas vas a tener 200. Y si los vuelves a guardar tendras 400... -
- Ya, ya, ya... ya entendí.-
Yo quería mucho a mi viejo. Así que de puro buena onda le seguí el juego y guarde los cincuenta pesos.
Aconteció una tarde en que yo me encontraba tapando las ideas con mi guitarra electrica, que mi hermano dio un grito de terror. Creo que fue el instinto el que me ayudo a oírlo por sobre los ruidos distoricionados que emitía el amplificador. Corrí y baje las escaleras con el corazón en la mano, para ver que mi padre estaba tumbado en el suelo siendo victima de un capricho de su corazón agotado. Lo llevamos al hospital, pero no se recobró.
Mi padre murío cuando yo tenia 16 años de edad. Ironicamente, todos los gastos del hospital y del funeral costaron casi tanto como lo que mi padre habia sido capas de guardar en monedas de 1 peso a lo largo de su vida. Solo le faltaron aquellos 50 pesos que yo guardé en mi habitación, cuando alfin me decidí a seguir su consejo.
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